lunes, 17 de octubre de 2011

Alguien me dijo alguna vez

Mi ex me dijo que vayamos juntos a ver el concierto de Gianmarco y le dije que no. Para mi ella es y será siempre mi ex, pero para ella creo que yo no.
Mi papá me preguntó si pensaba estudiar algo en la universidad y le respondí que tal vez si, pero espero que no me pregunte de nuevo, que de temas personales él sabe que no me gusta hablar, o al menos con él no.
Mi abuelo siempre me pidio que me abrigara y yo siempre le dije que no. Hoy en día siento frio, y le pido al frio que se convierta en calor.
Cuando era niño quería ser futbolista... y hoy en día también.
Cuando era adolescente e iba al colegio me queria quedar en casa, hoy en día que no tengo casa me gustaría volver a estudiar.
El otro día me recomendaron que ahorrara plata para la vejez, pero si en mi juventud no tengo dicha plata probablemente ni siquiera exista una vejez.
Mis vecinos fuman marihuana todos los dias y terminan el día apestando el corredor del edificio. De chico me dijeron que era malo fumar hierba, pero supongo que a ellos nadie les dijo nada.
Mi amiga Jeniffer tuvo 5 novios pero solo con el último se acostó y tuvo 3 hijos a quienes no puede mantener. Tal vez hubiera sido mejor acostarse con los 5 y tener 1 solo hijo que 3.
Cuando me deprimo trato de recordar los dias en que realmente fui feliz, cuado soy feliz trato de no recordar nada más.
Ultimamente me he olvidado de rezar y de ir a la iglesia, pero mi mamá dice que reza por mi. Ojala eso me baste por ahora. Ya con eso solo necesitaria encontar a alguien que vaya a misa por mi.
Alguien me dijo alguna vez que su sueño era ver a Perú en un mundial. Ese era mi amigo Yoyo quien siempre soñaba despierto. Ahora que sueña eternamente, yo ocuparé su lugar en el próximo mundial.

martes, 27 de septiembre de 2011

Cielos grises, corazones de papel.

Enero 2004:
La primera vez que el vivo color se volvio gris. La primera vez que sentí que se me partió el alma en pedazos. El día atroz que a veces recuerdo y a veces no. Solo recuerdo que una parte de mi murió.
Porque fui ui yo quien encontró el cuerpo tendido en aquel frio suelo de parqué. Fui yo quien gritó y buscó ayuda desesperadamente. Y fui yo quien sufrió más esa pérdida que hasta el día de hoy me atormenta por las noches.
La vida es una sola y hay que vivirla (lo mejor posible) y morir después, pero nadie nos prepara nunca para las muertes ajenas. Nadie nunca te aconseja de no encariñarte demasiado con los demás, al contrario, te alientan a amar incondicionalmente y a dar todo de ti por esa persona... Pero sería bueno también que te enseñaran a soportar el dolor cuando ese a quien amaste ya no está.

Septiembre 2005:
La traición duele pero enseña. El dolor de la traición es comparable al de una pérdida. Porque cuando alguien te traiciona se crea un vacío semejante al de la muerte. Días eternos echado en mi cama, insomnio continuo, falta de apetito, caminatas nocturnas, escondiendo el dolor y expresando el enfado, momentos funestos que con suerte no volverán.
 Una mujer puede ser lo más grandioso en este mundo pero también puede llegar a ser tu ruina. Pero pocas mujeres te dejarán un dolor tan intenso que ni con el paso tiempo podrás curar. Felizmente ese no fue mi caso. Me olvidé de ella a quien quise de verdad. La odie y luego intente ser su amigo. Fallé. Recordé porque la odie y la volví a olvidar.

Agosto 2007:
Nuevamente una mujer. Nuevamente la sensación de soledad. Nuevamente alejado de la realidad. La diferencia es que esta vez sí me encuentro lejos de casa. Me siento como un fantasma, como un alma en pena llorando por la vida infeliz que alguna vez vivió. Días grises... un cumpleaños en llanto. Solo quiero estar en casa, una casa lejana a la que probablemente nunca más volveré a llamar hogar. Solo anhelo un abrazo, pero no hay nadie quien me lo de... ni siquiera alguien a quien pedírselo. Como llegué a esta situación... ya no lo recuerdo. Ni recuerdo cuanto tiempo duró ni cuánto tiempo me sentí sumido en la soledad. Solo recuerdo que el amor es mezquino y que aún no he sabido elegir ni he aprendido como amar.

Septiembre 2010:
Creo que estoy condenado a estar deprimido en esta época del año. Creo que estoy condenado a llorar en vano por alguna mujer a la que en el fondo sabía que me haría sufrir. Soy un masoquista y un iluso buscando el amor donde no lo hay. Lo merezco y ahora sufro por ello.
Nuevamente el agujero en el pecho. Nuevamente las pastillas tomadas a escondidas. Nuevamente las caminatas de noche escuchando música de traición que solo me rompe más el corazón. Nuevamente los recuerdos de una relación fallida que no supe entender.
Estoy condenado a ser un zombi hasta que encuentre el amor nuevamente y me rompan el corazón por cuarta vez.

Septiembre 2011:
La depresión me invade nuevamente. Hace mucho que no me sentía así. Esta sensación largamente apagada y controlada ha vuelto a surgir. No conozco el motivo o tal vez sí. Prefiero no pensar en eso. Solo sé que un nuevo agujero se ha formado en mi pecho y me da pereza llenarlo, sobretodo porque no sé cómo surgió o no quiero recordarlo. Mis pasatiempos se han convertido en dormir, comer hamburguesas o pizza, y mirar películas repetidas en la televisión. Si no fuera por el futbol los fines de semana la vida habría perdido el sentido, o al menos la mía, que si tiene algún sentido es el de dormir, comer y ver televisión barata de madrugada.
Derrotado por la vida, me he abandonado totalmente. No puedo evitar comer, no puedo evitar dormir, pero si duermo mucho me siento aún más cansado y si como en exceso me siento fatal. La vida es agotadora, y mucho más si no tienes nada que hacer. Me siento en un exilio, un exilio que he acogido voluntariamente sin saber muy bien por qué. Cuando salgo de mi casa solo puedo pensar en regresar pero cuando me quedo mucho tiempo acá me dan ganas de salir desesperadamente. No sé lo que quiero y tal vez por eso estoy así. El clima no me favorece, todo está siempre gris. Es eso o tal vez son las lunas llenas de polvo de la ventana de mi habitación que hace mucho me negué a limpiar.

viernes, 1 de julio de 2011

El Egoísta

El Egoísta


Llegué tarde a mi casa después de una larga jornada de trabajo, cansado y con sueño, para encontrar en la máquina contestadora un mensaje de mi papá. Me pedía que le devolviera la llamada, que me quería ver, que siendo feriado al día siguiente, podríamos salir al cine o a comer o simplemente a conversar y a pasar parte del día juntos. Me fui a dormir y lo llamé al día siguiente, sin muchas ganas (sólo para cumplir) y quedamos en vernos en un cine situado en el centro de la ciudad para ver una película popular recien estrenada. Nos sentamos en los lugares que el eligió (como siempre, lo más alejado posible y en una esquina, para asegurarse que ningún desconocido ocupe el asiento de al lado) y nos pusimos a conversar antes de que atenuaran las luces y comenzaran los tan tesiosos avances que siempre provocan un considerable retraso a la función, que con muchas o pocas ansias vinimos a ver. Le comenté sobre mi abuelo (su padre) y de como era un hecho que le iban a conceder la visa y que su llegada se convertiría en una realidad. Le conté con entusiasmo como habían avanzado los trámites y de la felicidad que me embargaba, algo que no es de extrañarse y mucho menos para él, ya que fue mi abuelo quien me crio y educó, y fue muchas veces más padre para mi que él. Todo iba más o menos bien hasta que toqué este tema tan odioso, belicoso y fastidioso como lo es el tema del dinero...

Averiguando con un tio mio, que trabaja en una agencia de viajes, me enteré que lo más barato que podría costar el pasaje serían unos mil doscientos dólares, lo cual, para la fechas que pedíamos, era un precio razonable. Lastimosamente, mi imposiblidad de pagarle el pasaje entero al que sin pensarlo mucho, es la persona a la que más quiero en el mundo, tuve que recurrir a su hijo, a mi padre, al que es menos padre que él, al que quiero pero al que me decepciona de gran manera de tanto en tanto. Asi que le propuse algo sumamente justo y sencillo, además de ser un gesto de amor desinteresado que no nos afectaría en los más mínimo, una acción tan pequeña que hasta casi me llegaría a dar verguenza pedirla, pero, conociendo tan bien al señor que se encontraba sentado a mi lado en esa oscura sala de cine, sabía que lo que diría no sería ni bienvenido ni abiertamente aceptado, no al menos sin alguna señal abierta de protesta o algún pretexto tan pobre como la película que íbamos a ver. Pero sin temor a una respuesta negativa, egoista y escueta, le propuse que le paguemos al menos la mitad del pasaje a mi abuelo, claro esta entre los dos. Trescientos dólares me dije, no es la gran cosa, pero aparentemente mi tacaño y poco generoso progenitor no compartio mi desinteresada y humilde propuesta, contestando de mala gana y un poco ofendido que no estaba en condiciones de desembolsar esa cantidad. Egoísta, fue lo que pensé, mezquino, desagradecido e ingrato,  grite como un maniatico irreflexivo al interior de mi cabeza. No puedo negar que mi indigné, y más aún con la cantidad de pretextos sin fundamento que me dió, los cuales no pienso repetir, dado a que ni siquiera valen la pena pero la realidad es que una vez más, viejo querido y no muy querido a veces, me decepcionas... una vez más.


Una cosa si es cierta, y esa es que hoy día mi viejo me volvió a decepcionar y fortaleció la idea de que él es un egoísta, que en la medida de lo posible sólo pensará en él y ciertos casos... supongo que también en él. 


Papá: Sólo te quiero decir que a pesar de todo y a pesar de ti, te quiero. Pero por favor, date cuenta  que, todas tus acciones, infantiles e inmaduras, miserables e innobles algún día jugarán en tu contra. No le des la espalda a los que se preocupan por ti viejo, y si no piensas en mi, a mi me da igual, ya con los años me acostumbré a no depender de ti en ningún aspecto, pero no seas ingrato con tu propio viejo que te dio todo en esta vida, porque sino, y como ya lo hice, me he visto en la obliagación y en la necesidad de alejarme un poco más de ti. 

domingo, 22 de mayo de 2011

Mi hermano


MI HERMANO
Mi hermano siempre será mi amigo sin importar el tiempo ni nuestra diferencia de edades. Mi hermano siempre fue alguien especial y siempre lo he querido, y aunque él lo sabe, tanto él como yo, necesitamos escucharlo de vez en cuando para tener nuestros corazones en paz. No es fácil ser un hermano cuando jamás has vivido con él (ellos), no es fácil ser un hermano cuando has estado acostumbrado a ser hijo único y tu hermano menor por 9 años fue criado alejado de ti y de una manera distinta. Pero es fácil querer a tu hermano sin importar de dónde vino o en donde está, y sobre todo, es muy fácil querer a mi hermano porque esté o no esté conmigo, aunque hoy por hoy sólo nos veamos una vez al año, aunque la comunicación no sea tan fluída ni constante, él es una parte importante de mi y amar a una parte de mi mismo no puede ser que algo tan fácil como respirar.
No sé si me hubiera gustado tener un hermano mayor, tal vez hubiera sido entretenido. No sé si quise tener un hermano, creo que nunca me detuve a pensarlo. Pero desde que Claudio llegó a mi vida me siento un ser más completo y feliz. No sé si él quiso tener un hermano mayor pero lo tiene. Y me tiene queriendolo o no, tal cual como soy y para mi más grande satisfacción (felizmente), él me quiere también.
Recuerdo cuando él era pequeño y aún vivíamos en la misma ciudad. Recuerdo cuando a veces mi mamá lo traía a mi casa en Miraflores y me quedaba jugando con él. Eran buenos tiempos, tan buenos que los extraño. Tal vez la mejor época de mi vida, momentos felices que no volverán, suculentos días de ocio y risa sin motivo alguno, días en los que no necesitabas pensar en el futuro porque el presente era dichoso, tanto que no estaba permitido empañarlo con preocupaciones innecesarias. Momentosen los que (aunque no fueran muchos) supe ser un hermano mayor y demostrarle cariño, porque si mi mayor fracaso como hermano fue no haber pasado el suficiente tiempo con él (como ahora sé que me hubiera gustado pasarlo), mi mayor logro es haber logrado que Claudio me considere su hermano y me quiera como tal.
Recuerdo todas la veces que se quedó a dormir en mi casa y recuerdo todos esos desayunos, normalmente los domingos por la mañana. Recuerdo cuando aún jugaba pelota y me acompañaba a jugar, tal vez no un partido, pero al final, sólo hacíamos falta él y yo. Recuerdo cuando creció y recuerdo también cuando me fui a vivir lejos de él. Recuerdo la última vez que lo vi, en la entrada de mi casa en Perú, con los ojos rojos, tratando de ocultar su tristeza con su orgullo y no dejarse ver. Recuerdo que nos distanciamos dos semanas antes por una tontería y recuerdo al verlo, haberme arrepentido de no haber pasado más tiempo con él.
Ese día en el taxi que me llevó al aeropuerto lloré unos minutos en silencio por lo tonto que había sido. Me perdí muchos días en su compañía que no recuperaré y a los cuales tendré que olvidar algún día reemplazándolos por otros plagados de su compañía y ocurrencias la próxima vez que la vida me devuelva a Limay a su compañia. Pero no será pronto, y él lo sabe al igual que yo. Pero no por eso nos desesperaremos, porque en su corazón espero que sepa que lo quiero y le deseo todo lo mejor en esta vida como a muy pocos se los he deseado, y por mi lado comenzaré a perdonarme por los días que no pude verlo y me acercaré a él en la distancia de la nueva vida que estoy por comenzar.

jueves, 17 de febrero de 2011

Saludo de Bienvenida

Bienvenidos,


Era uno de esos momentos tan típicos y recurrentes en los que me encontraba embobado por un sinfín de pensamientos desordenados cuando decidí crear este Blog. Era una oportunidad única de vaciar mi mente y escribir como hace mucho no lo hacía, porque escribir es una buena terapia y probablemente es lo que necesite ahora. 


Este Blog ha sido creado para contar anécdotas, pensamientos, relatos, historias, aventuras, visicitudes, atropellos, alegrías y sobretodo, para descargar la innumerable cantidad de pensamientos que recorren mi mente día a día y, de esta manera aligerar la carga y sentirme un poco más fresco al terminar de escribir.


Mi meta es publicar una vez a la semana, meta que probablemente no respetaré y a veces publicaré más seguido y otras... no tanto. Pero, sea como sea que se den las cosas, los invito a compartir conmigo un poco de mi vida, mis locuras, experiencias y vivencias.


Un abrazo muy fuerte a todos y hasta la próxima!